viernes, 13 de abril de 2007

SOBRE LA VIOLENCIA II - EL PODER DE LA SITUACIÓN


Un claro ejemplo de que los seres humanos ejercemos la violencia, el abuso de fuerza, según el entorno que nos rodea y según las necesidades que ese entorno "nos solicite". Hablaremos sobre ello.

jueves, 12 de abril de 2007

SOBRE LA VIOLENCIA - I


LA VIOLENCIA, así, con mayúsculas, es hoy día un tema no ya recurrente o fundamental en el análisis social o político de nuestras vidas, de nuestras sociedades, de la misma condición humana, sino que ha pasado a ser un "componente necesario de nuestras vidas". Parece que todo telediario debe poseer su dosis de violencia, toda película, los actos deportivos... y así podríamos seguir hasta casi copar la totalidad de sucesos y acontecimientos de nuestro día a día.
Además de todo ello, la violencia se ha convertido hoy por hoy en objeto fundamental de estudio de la mayoría de las disciplinas de conocimiento que versan sobre lo que podríamos denominar "la condición humana". Biólogos, etólogos, neurofisiólogos, psicólogos, politólogos, antropólogos, sociólogos... y todos los "logos" que se vinculan al quehacer humano poseen hoy día alguna teoría para explicar el porqué de la violencia en el género humano. Parece pues que los hechos se imponen, la violencia campa por doquier en nuestras vidas y todo el mundo trata de aportar su visión sobre el tema. Una de las pensadoras que más y, a mi parecer, de forma más certera ha analizado el problema en cuestión es la filósofa alemana Hannah Arendt. A partir de sus teorías voy a tratar de comenzar un acercamiento al problema desde unas perspectivas, cuanto menos, tentadoras. Para ello voy a comenzar por acercar los conceptos de violencia y poder en lo que podríamos denominar "violencia de Estado" para ver si existe de alguna forma una legitimidad en el ejercicio de ciertas formas de violencia.
Si entendemos con C. W. Mills que "toda política es una lucha por el poder; el último genero de poder es la violencia" y hacemos actual la definición de Estado de Max Weber como "el dominio de los hombres sobre los hombres basado en los medios de violencia legitimada" está claro que violencia y poder van indefectiblemente unidos. A partir de ahí hemos de entender como legítimos el uso de los medios de control del Estado (policía, ejército...) o la violencia generada por el uso abusivo del poder judicial por parte del ejecutivo. Igualmente deberíamos tolerar que el poder legislativo se confundiese con el ejecutivo y la violencia se ejerciera sobre el ciudadano y el "enemigo" en forma de leyes, en definitiva, deberíamos justificar la sociedad en la que vivimos y deberíamos ampliar el concepto básico de violencia y ceñirlo al de poder.
Sin embargo, la diferenciación entre violencia y poder se hace sumamente importante a la hora de deshacer este nudo sociológico.
Una de las distinciones más obvias entre poder y violencia es que el poder siempre necesita el apoyo numérico de "los demás" mientras que la violencia, hasta cierto punto, puede prescindir del número porque descansa en los instrumentos. El poder no es más que la capacidad que posee un individuo, o grupo de individuos, de actuar en nombre de toda una colectividad. El poder pues pertenece al grupo que se deja representar, no al individuo que lo ejerce. Esta definición se liga pues a la investidura de autoridad por parte de la mayoría que se deja representar hacia la persona o entidad que la representa. Por ello, el mayor atentado contra el poder es la risa de los representados.
La violencia sin embargo hemos de distinguirla por su carácter instrumental y ligada, con reservas, a la fuerza y la potencia. La violencia en sí no posee ninguna utilidad sino que se configura siempre como instrumento de alguna voluntad que trata de luchar por alguna idea, por la imposición de ella. Sin embargo los grandes cambios de nuestra historia han venido siempre precedidos de un ejercicio de la violencia en su forma revolucionaria. Basta una pequeña mirada histórica para ver que no ha habido nunca un cambio "pacífico" de las estructuras de poder. Pero el problema nace cuando el Estado, el poder, debe comenzar a usar de forma indiscriminada sus aparatos de violencia. Donde las órdenes dejan de ser obedecidas el primer paso que da el poder para mantenerse es el uso de la violencia. Violencia que se dice legítima porque es ejercida desde el Estado mismo, pero es aquí donde se debe introducir el matiz. Ese Estado al que ya no se quiere obedecer es un Estado deslegitimado porque los grupos ciudadanos no quieren ser representados por él. Este es el caldo de cultivo ideal para el único uso legítimo de la violencia; la defensa propia. En este caso, la defensa se muestra en forma de revolución. El poder surge donde las personas se juntan y actúan de forma coordinada derivando su legitimidad de la "opinión" que los miembros de la comunidad posean de él. Es imposible mantener el poder basado en la violencia de forma exclusiva. Ni las monarquías ni los totalitarismos han podido pues "del cañón de un arma brotan las órdenes más eficaces que determinan la más instantánea y perfecta obediencia. Lo que nunca podrá brotar de ahí es el poder"(H. Arendt). Sin embargo, esa pérdida de poder suele acompañar siempre su reemplazo por la violencia y es ahí donde no podemos negar que surge una violencia legítima. Esta sería aquella que no permite a los individuos deslegitimados el uso abusivo de los métodos de violencia de Estado ya que el poder y la violencia son términos opuestos; donde uno domina absolutamente falta el otro. Por ello, la única forma de respuesta cuando vemos que los individuos que ostentan el poder no poseen legitimidad y vemos que nuestros intereses son atacados con violencia es la violencia, violencia que además entendemos como legítima. Habría que ver cómo en sociedades tan atomizadas, plurales (no es lo mismo que pluralistas) y con valores en continuo cambio como las nuestras multitud de grupos sienten que el uso de la violencia es absolutamente legítimo. Cómo esos pequeños, o grandes grupos, usan, abusan, o ejercen la violencia y cómo se arrogan la necesaria legitimidad para que dicho abuso de potencia instrumental sea entendida como una respuesta hacia la viiolencia que ejerce el Estado sobre ellos es la base misma de la explicación sociológica actual del porqué de la violencia. Pero eso es otro tema del que iremos hablando.

viernes, 6 de abril de 2007

R. DESCARTES. EL JUGADOR


Rene Descartes nació el 31 de marzo de 1596. Segundo hijo varón de una serie de cinco del mismo padre. Su madre murió cuando Rene contaba trece meses de edad tras dar a luz a un niño que sólo sobrevivió al parto por tres dias. Su vida comienza en una Europa que se interna en la que conocemos como "la pequeña edad de hielo". Esta etapa climática, extremadamente fria, coincide con el llamado minimo de maunder, que no es sino la práctica desaparición de manchas sobre la superficie solar. Contando diez años, Rene ingresa en el Colegio Real de La Flèche. Esta institución fundada por los Jesuitas en 1604 pasaba por ser, casi con toda seguridad, el mejor colegio del momento en el mundo. Allí, Descartes siguió un curso convencional de ocho años. Durante los tres primeros estudió gramática y humanidades, los otros dos retórica. Todos los cursos se dictaban en latín, y los estudiantes debían realizar todas sus tareas en esa lengua. También formaban parte de sus estudios el griego, el francés. el teatro, la música, danza, esgrima, dicción y equitación. Además, Rene recibió clases de mecánica, agrimensura, relojería, óptica, meteorología, hidrografía y geografía. Vamos, como en un Bachillerato moderno. Además de ello, La Flèche contaba con el beneplácito real para poseer una de las bibliotecas mejor nutridas del mundo (fuera de las grandes universidades aún en manos de la iglesia). Así, el bueno de Descartes debió formarse también en lógica, derecho, filosofía y matemáticas como especialización posterior a sus primeros años en el colegio, accediendo además a toda una serie de obras o bien prohibidas, o bien muy escasas en aquellos tiempos. De entre estas últimas cabe destacar la obra de Ramón Llull sobre combinatoria y Los elementos de geometría de Euclides. Fue esta obra matemática la que le inspiró la necesidad de encontrar un método de funcionamiento para la razón humana que fuese capaz, como en matemáticas, si no de arrojar verdades, sí al menos que hiciera que el entendimiento humano actuase de forma coherente con sus propios principios de funcionamiento. En 1616, ya diplomado en derecho, tuvo una reunión con su padre que marcará el resto de su vida. Rene, segundogénito por partida doble (había dos primogénitos, uno de cada matrimonio de su padre) estaba condenado a servir el resto de su vida en la iglesia o en el ejército según la tradición. Sin embargo, tras alistarse en el ejército de Mauricio de Nassau, príncipe de Orange (protestante y dependiente de las "Provincias ruenidas", la actual Holanda) el joven Descartes se dedica a estudiar holandes (acabará hablándolo y escribiéndolo con total corrección) y matemáticas de la mano del gran matemático Isaac Beeckman, al que rápidamente adelantó en conocimientos. En 1620, Tras recibir "la asignación" de su padre para que se labrara un porvenir, asignación en tierras que Rene vendió rápidamente por dos mil quinientas libras, este se dedicó a "apender en el gran libro del mundo".
Uno de los grandes pasatiempos de la época para las clases nobles eran los torneos matemáticos y de naipes. En ellos se apostaban sumas más que importantes. La correspondencia del joven Descartes y algunos datos objetivos como que, en 1625, recibe una carta de su padre tratando de recuperar "la dignidad para con el apellido que lleva" y anunciándole que por la "módica" cantidad de cincuenta mil libras había conseguido un puesto acorde a su rango y capacidades, a lo que Descartes responde anunciándo a su padre que no desea cambiar de vida y que además, sólo posee en ese instante treinta mil libras, cantidad más que suficiente para vivir "toda una vida de forma cómoda" siembran una duda más que razonable sobre los modos de vida del joven Rene. Al parecer, Descartes se ganaba la vida apostando, tal y como su correspondencia nos hace ver, "de forma segura" tanto en torneos matemáticos como en juegos varios de azar. Parece que su gran descubrimiento matemático, ese que conjuga geometría y "análisis de los modernos" le permitió labrarse un porvenir hasta su publicación. De torneo en torneo se granjeó tal honor que los mayores matemáticos del momento quisieron conocerle: Galileo, Fermat, Roberval... y un largo etcétera. Pero Rene hizo honor a sus principios de aprender en el gran libro de la vida y guardó para sí, durante muchos años, gran parte de sus descubrimientos. Para él la vida era una gran partida de naipes que nuestro ávido ingenio puede entrever. Sólo hay que juzgar de forma ordenada, estudiar al contrario y... arriesgar lo mínimo imprescindible.
Su padre le tacha de "mujeriego", "jugador", "talento desperdiciado para el honor de la familia".... pero Rene descubre rápidamente que el sentido de la vida reside justo ahí, en ese salto al vacio que hace que nuestro ingenio deba permanecer alerta siempre. Quizá fue justo ese "amor por la vida" lo que acabó con él. En 1649 aceptó una invitación de la reina Cristina de Suecia para ser su "profesor particular". El once de febrero de 1650 falleció con cincuenta y tres años de edad, el descubrimiento de la geometría analítica a sus espaldas. La formulación de la ley de inercia, cerca de nueve años de su vida en paradero desconocido y uno de los enigmas mayores formulados en la historia de la filosofía: la necesaria, aunque difícil relación, entre la mente y el cerebro humanos.

lunes, 5 de marzo de 2007

ARTHUR BLOCH. ADIOS A LAS LEYES


Arthur Bloch es un norteamericano nacido en Los Ángeles en 1948. Productor de televisión, fotógrafo y diseñador de websites aunque es mundialmente conocido por su faceta de escritor ya que es el autor de la serie de best-sellers sobre las Leyes de Murphy. Dichas leyes parecen tener su origen en Edward A. Murphy Jr., un ingeniero de desarrollo que trabajó por un breve período en experimentos con cohetes sobre rieles hechos por la Fuerza Aérea de Estados Unidos en 1949 y que acabó postulando la famosa ley que prescribe que "si algo puede salir mal, saldrá mal".

Pero el verdadero "quid" de la cuestión sobre las famosas Leyes de Murphy escritas por Bloch está en el rango epistemológico de auténtica ley que han alcanzado sus famosos apotegmas. Para empezar, habría que definir el concepto de ley. Según acepción aceptada una ley es una regla y norma constante e invariable de las cosas, nacida de la causa primera o de las cualidades y condiciones de las mismas. O sea, un marco fijo de funcionamiento al cual deben plegarse todos los fenómenos regulados por ella. Según la práctica científica existen dos maneras fundamentales de proceder para elaborar leyes: la inducción y la deducción. La inducción es el proceder que va de lo particular (el hecho concreto) a lo general. Dicho modo de regular científicamente los hechos fue abandonado en el siglo XVI después de que Galileo generalizase el método hipotético-deductivo. La deducción, sería el modo que procede de lo general a lo particular. Así pues, la forma que poseen las leyes hoy dia parte del hecho de regular todos los fenómenos particulares desde un enunciado general. Además habría que añadir algo más; no existen leyes sobre hechos no modelizables, esto es, repetibles en un experimento o únicos en su especie. Es por ello que no hay leyes de caracter social, histórico, literario... pero el bueno de Bloch fue a poner, como se suele decir, el dedo en la llaga. Enunciados como la Ley de Evans y Bjorn: "No importa qué es lo que va mal, siempre hay alguien que ya lo sabía"; Ley sobre la conservación de la suciedad: "Para limpiar algo, hay que ensuciar otra cosa"; Extensión de freeman: "Se puede ensuciar todo sin limpiar nada";Ley de Perrussel: "No hay cosa tan simple que no se pueda hacer mal" y otras tantas demuestran la certera formulación de las sentencias de las leyes de Murphy. Todas ellas cumplen sobradamente los requisitos impuestos al concepto de ley; se cumplen de forma ineludible, universal constante e invariable para los hechos regulados. Sin embargo, afectan a procesos y acontecimientos no modelizables además de que el bueno de Bloch no realiza para ello una deducción científica. No hay hipótesis comprobable ya que parecen partir de la experiencia pero tampoco son inducciones ingenuas. No son vanas generalizaciones de un anecdotario recopilatorio. El autor de Las leyes de Murphy parece haberse arrogado un sistema olvidado desde los tiempos de Aristóteles y que no ha sido reconocido como forma de investigación más allá de los análisis de riesgos en programaciones informáticas: la educción. Esta forma de acceso a la elaboración de una ley opera de lo particular a lo particular y de lo general a lo general. Cumple con ello la generalización y el análisis concreto de los hechos estudiados dejando al concepto clásico de ley un poco tambaleante. Quién discute que "Un hombre con un reloj sabe qué hora es. Un hombre con dos relojes nunca está seguro" o que "Nadie atiende en clase hasta que el profesor mete la pata". La fuerza de dichas "leyes" es tal que al final, uno se pregunta si Bloch no querría dejar bien claro que en el conocimiento humano, científico y no científico, "Cuando uno examina su problema muy de cerca, se reconocerá como parte de él": Axioma de Ducharm.

lunes, 12 de febrero de 2007

ZENÓN DE ELEA



Dentro de la historia de la filosofía la figura de Zenón sólo es reconocida por ser el discípulo de Parménides, también de Elea, y por sus famosas aporías (Literalmente ésta son un "callejon sin salida", esto es, un problema de difícil solución. La aporía surge porque en el objeto mismo o en el concepto que de él se tenga figura una contradicción). Pero la figura de Zenón es lo suficientemente sugerente para hacer justo lo contrario que suelen presentar los libros sobre Historia de la filosofía, o sea, subsumir las teorías de Parménides dentro de las de su discípulo. Para empezar, este griego de las colonias vivió durante el siglo V ac. en el sur de la actual Italia, dicha zona era conocida como la "Magna Grecia" y en ella estaban algunas de las colonias griegas más importantes de la época. La ciudad de Elea era una de ellas y se encontraba durante la madurez de Zenón bajo el mandato feroz y cruel del tirano Nearco. Con todo ello, este discípulo avezado de Parménides trató de organizar una revuelta con el objetivo de deponer al tirano. Sin embargo, como los filósofos son un poco torpes a la hora de querer "cambiar el mundo", la revuelta fue acallada y Zenón fue invitado a recibir un castigo ejemplar por no haberse chivado a Nearco de quienes eran sus compañeros de revuelta. Fue llevado al ágora y sometido a tortura hasta que por fin decidió decirle al tirano que sus compañeros formaban parte de sus amistades más cercanas. Cuando Nearco se acercó a requerimiento de Zenón para darle los nombres éste le arrancó la nariz de un mordisco. La broma no le sentó muy bien al tirano que ordenó que "lo molieran" vivo en un gran mortero. No obstante, la suerte estaba echada; Nearco fue depuesto por una revuelta popular a los pocos dias.
Pensaréis que ¿Qué tienen que ver aquí las causas de la muerte de Zenón con su pensamiento? pues bien: Zenón hizo lo mismo con el "logos", esto es, con el razonamiento lógico, que con su vida: ser coherente hasta desquiciar la realidad y mostrar que cuando se tensa la cuerda de los hechos con nuestra capacidad para explicarlos estos se desvocan. Esta es la base de sus famosas aporías: Aquiles y la tortuga; el cretense mentiroso... Ahora vamos con ello.
Estamos en los orígenes de la disciplina que vamos a conocer despues como "Filosofía" y que de entrada no pretendía otra cosa que poner orden en el mundo. No es que el mundo estuviera desordenado sino que las viejas formas de explicación -los mitos y el pensamiento mágico- empezaban a hacer aguas y el pensamiento menos "mágico" que conocemos hoy como "ciencia" comienza a surgir disfrazado de filosofía. Sin embargo, en este éxtasis de lógica explicativa hubo un pensador, Heráclito de Éfeso, que decidió poner patas arriba el intento: "Todo fluye" argumentaba el de Éfeso y con ello aleja cualquier pretensión de atrapar la realidad bajo el auspicio de la lógica y la razón. ¿Por qué? Porque si "todo fluye" se acabó el discurso invariable, eterno y universal sobre los fenómenos. Se acabo la pretensión científica y el ansia de ley y de verdad sobre la naturaleza que siempre hace lo que quiere -de ahí la fama de las leyes de murphy- y se acabó pues hacer nada con los fenómenos pues no soportan que se les estudie y se les detenga en su fluir.
Y es aquí es donde entra Parménides, este propuso únicamente dos vias de investigación del mundo: una que es y que es imposible que no sea: otra que no es y que es imposible que sea. He ahí el famoso "el ser es y el no ser no es". Y con ello llegamos al inicio de nuestro concepto "rayante" de filosofía -al menos eso dicen mis sufridos alumnos-. Parménides plantea el no ser, lo que no es siempre igual a sí, como la via de la opinión, de la no verdad, de la naturaleza que siempre se mueve. La vía del ser, de lo que puede detenerse y eternizarse como idéntico a sí sería pues la vía de la verdad, la vía de la ciencia. Por ello, la reflexión buena, la seria, la que habla con verdad sobre el mundo debe ser la vía de la lógica (del logos), de la razón. No podemos ordenar lo que se desordena solo pero sí podemos hacerlo en el modelo que mi cabezota construye. Y el bueno de Parménides basa todo ello en un serio orden formal, geométrico y lógico que me conduciría la verdad siempre que se respeten las reglas del juego: no mezclar los ámbitos.
Sin embargo, el bueno de Zenón quiso tensar la situación hasta romperla. Si el pensamiento es correcto; si respeto las reglas lógicas sobre la reconstrucción de un fenómeno el resultado será correcto, verdadero ¿No? Pues parece ser que no... del todo. La aporía más famosa del de Elea quiso mostrar esto. Aquiles, "el de los pies ligeros" no podrá nunca coger a una tortuga que le lleve unos metros de ventaja. ¿Cómo puede ser esto? Pues bien, la tortuga avanza y Aquiles debe llegar al punto donde se encontraba la tortuga en el instante uno. Sin embargo, cuando Aquiles llega la tortuga ha avanzado un poco. Aquiles debe pues llegar a donde esta ahora la tortuga, cuando llega, el dichoso animalito a vuelto a avanzar otro poco, y así una vez y otra y otra y otra... Sin embargo, la tortuga es cogida por Aquiles, por eso es el de los pies ligeros, por eso esto es una aporía. No tiene solución. La lógica de la argumentación es perfecta, sin embargo los hechos no se dejan modelizar. Zenón, como comentaba al principio, desquicia hasta tal punto el modelo que acaba por "arrancarle la nariz" al pensamiento lógico. Parece que al final, a Heráclito no le faltaba algo de razón y que nuestro "orden verdadero del mundo" olvida algunos pequeños fallos. Para mostraros otro ejemplo os dejo con otra: Dice el Cretense, "todo lo que digo es mentira". ¿Te lo creerías?

domingo, 11 de febrero de 2007

ZOROASTRO... LE LLAMABAN ZARATUSTRA



Zoroastro, también conocido en lengua castellana como Zaratustra -sí, sí, el del libro de Nietzsche- según unas fuentes fue un filósofo persa a caballo entre los siglos VII y VI ac. Según otras fue el último de una serie de sabios iranios (hasta cuatro) que dieron cuerpo a la que parece ser fue una de las primeras religiónes monoteistas de la que tenemos noticias mas o menos históricas, aunque sea por referencias indirectas. Dicha religión recibió el nombre de "mazdeismo". El nombre de mazdeísmo procedería del nombre de la deidad a la que rendían culto, "Ahura Mazda". Llamado Ormuz en árabe, como es habitual en todas las religiones monoteístas, estaba contrapuesta a un ente maligno, que recibe el nombre de Ahrimán o Ahramán. Pero más allá de los pormenores historiográficos de la religión de Zoroastro lo verdaderamente curioso es el por qué de su prácticamente desconocimiento absoluto en nuestra cultura. Bien es sabido que su doctrina sobre el dualismo antropológico -la división del ser humano en una parte física (cuerpo) y otra espiritual (alma)- va a influenciar a la mayoría de las religiones monoteistas actuales de la mano del también influenciado Platón. La también división pseudomaniquea entre el Bien y el Mal, el mesianismo zoroastrista... están también muy presentes en nuestras religiones más actuales. Sin embargo, Zaratustra, acallado en nuestra tradición hasta que el susodicho Nietzsche lo convirtiera en el sabio implacable de su obra cumbre, defendía algunas cosas la mar de extrañas en sus textos doctrinales. Dichos textos conocidos como "Avesta" en Occidente a partir del siglo IX defienden una serie de principios entre los que cabe destacar los siguientes:
- La defensa a ultranza de la igualdad de todos los seres humanos sin diferencias de sexo, raza, creencias, clase social...
- Respeto radical de todas las formas de vida existentes, animal o vegetal. Condena pues abiertamente la esclavitud, el sacrificio de animales, la crueldad, la opresión...
- La naturaleza es el mayor don que se nos ha regalado, es por ello que estamos obligados a cuidarla y defenderla por encima de todas las cosas. Dentro de este precepto se incluyen las fiestas vinculadas a los cambios de estaciones, cosecha...
- El hombre debe trabajar duro y compartir caritativamente sus riquezas y bienes con los más desfavorecidos.
- La lealtad, fidelidad y amor a los seres humanos, la familia y los seres queridos son obligatorios para todo aquel que quiera seguir las enseñanzas del Avesta.

Y todo ello hace nada más que 2.600 años, normal que le hayan querido tapar la boca a semejante loco. Para muestra, valga este botón:
"Aborrezco ser el adorador de los Devas; me confieso adorador de Mazdah, como seguidor de Zarathustra, enemigo de los Devas, confesor del Señor, alabador de los bienhechores inmortales. Al Sabio Señor prometo todo bien, todo lo mejor que existe; a él, el Bueno, el Benévolo, el Justo, el Magnífico, el Espléndido, de quien se origina la vaca, de quien viene la ley, las luces celestiales, con las cuales se uncen los goces de la felicidad. Escojo para mí la santa y la buena docilidad; ella debe pertenecerme. Reniego del hurto y de la rapiña del ganado, del saqueo y de la devastación de las aldeas de los adoradores de Mazdah. Concedo libre entrada y permanencia a los moradores de mi casa, y lo mismo a los animales domésticos con quienes habito sobre la tierra. Prometo a los hombres justicia con la debida reverencia: de ahora en adelante no saquearé, ni devastaré las aldeas de los mazdeos, ni condescenderé con el amor al cuerpo y a la vida. Confiésome mazdeo, discípulo de Zarathustra con voto y confesión. Prometo pensar bien, hablar bien y obrar bien".

(Fragmento del Yasna 12. I, contenido en el Avesta, según la traducción incluida en el libro de Carlos Cid y Manuel Riu, "Historia de las religiones")

viernes, 9 de febrero de 2007

DIOGENES DE SINOPE... EL PERRO


Siempre que resuena el nombre de Diógenes lo relacionamos con la anécdota, más que dudosa, en la que el gran Alejandro Magno, sabedor de la precariedad y austeridad de la vida de este filósofo, se atrevió a ponerse delante de su vivienda -un tonel- y le ófreció darle todo lo que pidiera. Alejandro, creyente de que todo hombre tenía un precio, pensó que con ello dejaría bien claro que nadie puede vivir al margen de las comodidades y riquezas, sobre todo si se le ofrecían de forma gratuita. Diógenes le pidió amablemente que se quitara de delante ya que le estaba haciendo sombra.
Sin embargo, más allá de la mera anécdota, Diógenes se hizo famoso en su ciudad natal -Sinope- por haber falsificado moneda. Este delito le llevo a la peor condena que podía sufrir un griego de la época: el ostracismo. Marchó pues a Atenas, a la Atenas de los últimos años de Platón (de ahí las dudas razonables de su "sucedido" con Alejandro ya que este debía ser demasiado joven aún para haber recibido el apelativo de "Magno") y entró en liza con los grandes pensadores que en esta época moraban en la "capital cultural" de la Helade. Su postura fue la de "ladrar a los poderosos, morder a los importantes y no reconocer más autoridad que la naturaleza". Esto es, decidió comportarse como un auténtico perro (cynós en griego). Por ello, el pensamiento por él inaugurado es conocido hoy como "cinismo".
Pero buceando un poco en el que es posiblemente el libro más divertido escrito sobre la "Vida de los filósofos más ilustres" de Diógenes Laercio (este es otro Diógenes de los seis homónimos importantes del mundo antiguo) encontramos datos suficientes, a pesar de ser una doxografía (recopilación de opiniones y sucedidos), para creer con firmeza que El Perro debió su apelativo a comportarse literalmente como tal. Su forma de presentarse ante los ciudadanos de la excelsa Atenas le acercaba más a una bestia que a un hombre "civilizado": orinaba en público -en el ágora ni más ni menos-; escupía a los importantes y practicaba, fruto de su soledad y de su desencuentro con las normas sociales y el poder establecido, el glorioso arte de Onan en público y a la vista de todos.
Pero, ¿Quién es Onan? Bastaría una rápida lectura del libro del Génesis (138,9) para ver que dicho sujeto fue requerido por Dios para dar hijos a una cuñada suya que había enviudado. Así era la ley, tras enviudar una mujer sin descendencia el hermano del difunto debía velar por la tarea de engendrarla con el fin de que la herencia quedase en manos del linaje. Onan, sin embargo, desobedeciendo la ley y a Dios decidió masturbarse siempre antes de ver a su cuñada para evitar depositar su semilla en la viuda. Dios, al que no le gusta que desobedezcan las leyes, mucho menos a él, primero lo maldijo y luego lo mató.
¿Para qué se masturbaba en público entonces Diógenes? Quizá no encontró forma más "antisocial" y "egoista" de deshacerse de sus vecinos, de desobedecer las normas establecidas, de trasgredir el orden hasta el punto de ser apartado del todo de la Polis y sus leyes. Lo importante es que todo ello parece ser que lo hacía como vindicación a una vida más auténtica, más sana y más natural que la que nos ofrecen las normas, las leyes y las costumbres. Y todo ello a pesar de que el bueno de Diógenes lo habia intentado de muchas formas. Nos cuenta el bueno de Diógenes Laercio que habiéndolo llevado uno a su magnífica y adornada casa para apartarlo de la "mala vida" prohibídole escupiese en ella, arrancando una buena reuma se la escupió en la cara diciéndo que "no había hallado lugar más inmundo".
Pero también podemos encontrar en la citada doxografía un pequeño resumen de lo que suponía para nuestro filósofo del tonel una actitud sana ante la vida, actitud que refleja el verdadero sentido del cinismo del que el de Sínope hizo gala y que la historia ha dejado reducida a un encuentro imposible con Alejandro. Con estas palabras os dejo:
"Decía que los hombres contienden acerca de cavar y del acocear, pero ninguno acerca de ser honestos y buenos. Admirábase de los Gramáticos, que escudriñan los trabajos de Ulises e ignoran los propios. También de los músicos que, acordando las cuerdas de su lira, tienen desacordes las costumbres de ánimo. De los matemáticos, porque mirando al sol y a la luna no ven las cosas que tienen bajo los pies. De los oradores, porque procuran decir lo justo, mas no procuran hacerlo. De los avaros, porque vituperan de palabra el dinero y lo aman sobre manera. reprendía a los que alaban a los justos porque desprecian el dinero, pero imitan a los adinerados. Admirábase de los esclavos que viendo la voracidad de sus amos no les hurtaban de la comida. Loaba mucho a los que pueden casarse y no se casan; a los que les importa navegar y no navegan; a los que pueden gobernar la República y lo huyen; a los que pueden abusar de los muchachos y se abstienen de ello; a los que tienen oportunidad y disposición de vivir con los poderosos y no se acercan a ellos. Decía que debemos alargar las manos a los amigos con los dedos extendidos, no doblados".